Me quedé atorado en un capítulo que se repite y se repite: despierto y no estás a mi lado, todo el día lloro sin derramar una sola lágrima, grito algo acerca del fracaso y después me masturbo, pero nunca pienso en ti porque me da vergüenza ensuciar lo que alguna vez tuvimos. Sin ti soy como un colibrí rodeando una flor de mentiras.
Por Sismaí Guerrero Osorno
Ciudad de México, 14 de diciembre (SinEmbargo).- ¿Te acuerdas de esa serie que me enseñaste y con la cual terminé clavado? Creo que el hecho de que tú me la hayas mostrado era lo que la hacía interesante. Pues se va a quedar a medias, igual que mi vida cuando te fuiste.
Me quedé atorado en un capítulo que se repite y se repite: despierto y no estás a mi lado, todo el día lloro sin derramar una sola lágrima, grito algo acerca del fracaso y después me masturbo, pero nunca pienso en ti porque me da vergüenza ensuciar lo que alguna vez tuvimos. Sin ti soy como un colibrí rodeando una flor de mentiras.
Lo que me jode es extrañar incluso las cosas que antes aborrecía de ti. Tu impuntualidad, por ejemplo. Ahora, mientras me arreglo para salir, tengo que lidiar con el dolor de saber que no tendré que esperarte.
A veces voy a los lugares que solíamos visitar juntos y me siento a esperar en alguno de los puntos en los que nos gustaba vernos y calculo de memoria el tiempo que tardabas en llegar. Después de esperarte por horas me marcho de allí y, aunque también es sin ti, eso el reloj no lo sabe.
En ocasiones, te dejo tirada a la mitad del camino al destino y decido que puedo vivir sin ti y morir por otra. Entonces ocupo la saliva de otra para ensuciar tu nombre y surfeo sobre las olas que provoco en otros mares. Incluso he llegado a sonreír, aunque no me lo creas. O canto mientras me ducho y bailo frente al espejo. En ocasiones digo “te quiero” después del orgasmo y hago promesas que sé que no cumpliré. A veces parece que nunca exististe.
Pero después regreso al camino y te veo ahí tirada. Te ofrezco una disculpa y me la aceptas a cambio de un trago. Comienzas de nuevo con eso del amor para siempre, me juras que jamás te alejarás de mí a pesar de lo que pase, vuelves a dejar tu olor sobre mi piel y terminas lamiendo las heridas que alguna vez tú misma hiciste.
Me largo antes de que te atrevas a decirme de nuevo que me amas y sigo viviendo una vida que ya no es vida.
Si no eres capaz de olvidar algo, jamás serás capaz de evitarlo.
Por eso estoy aquí, parado debajo del reloj en dirección a la locura, con toda la desesperación que puedo guardar en mi pecho, listo para para pasar la noche bailando contigo, fingiendo que me avisas que el metro viene lento,con toda la impaciencia que me cabe en el pecho ocultando una flor detrás de mi espalda como un idiota. Preparándome porque sé que moriré de celos cuando llegues porque te verás espectacular, ideando qué te voy a decir cuando me saludes y sabiendo que vas a llegar tarde, igual que siempre.